martes, 21 de diciembre de 2010

Educación Ejecutiva y Simulaciones de Negocios



Hay un viejo proverbio chino, que dice lo siguiente: "Escucho, olvido. Veo, recuerdo. Hago, comprendo".

Este es el concepto central de la aplicación de simulaciones de negocios en el aprendizaje de conceptos de management en Educación Ejecutiva. La experiencia que tiene una persona en el contexto de una simulación, es lo más parecido al entorno de trabajo que enfrentará en su trabajo cotidiano, lo cual hace que los beneficios de este tipo de herramientas sean comparativamente, muy superiores a los de un lecture o el uso de casos de negocios. Con esto no quiero decir que las simulaciones debieran suplantar de lleno los actuales contenidos curriculares en las Escuelas de Negocios, sino que es necesario repensar el equilibrio actual entre los contenidos teóricos y la forma en la cual se acerca la práctica a los profesionales que cursan un MBA, a la luz de las tecnologías actuales.

El segundo pilar que fundamenta la adopción de las simulaciones proviene de la aeronavegación comercial y el uso de simuladores de vuelo. Desde hace ya décadas, la tecnología ha permitido emular el entorno complejo de la conducción de un avión comercial moderno, con acercamientos a la realidad cada vez mayores. Esto permite a los aprendices de piloto, tener la experiencia de vuelo y aprender las maniobras críticas, sin correr los riesgos económicos de poner un avión en sus manos. Es la posibilidad tangible de ejecutar acciones en un entorno muy similar al real, tomando todos los beneficios de la experiencia y el aprendizaje, pero sin el riesgo asociado. Tomando las palabras de varios emprendedores, uno aprende mucho al hacer quebrar su primer empresa, aunque lamentablemente no existen muchos financistas dispuestos a correr el riesgo de nuestro aprendizaje.

Basado en estos dos argumentos, más el desarrollo de la tecnología que ha permitido recrear cada vez de manera más real el contexto de negocios en diferentes industrias, es que han proliferado las simulaciones en muchas Escuelas de Negocios. Tanto el INSEAD con el Markxtrat, o Harvard con varias simulaciones desarrolladas por sus propios profesores, hasta algunas empresas, que hoy realizan sus procesos de recruiting basados en los resultados de una simulación.

De todos modos, creo que hay aún mucho por hacer del lado de los profesores, que no terminan de adoptar estas herramientas, más allá de los beneficios que tienen. El punto principal para poder realizar todos los beneficios potenciales, tiene que ver con un proceso de enseñanza donde hay más aprendizaje por parte de los alumnos, que enseñanza por parte de los profesores. Esto lleva a un desequilibrio en las aulas respecto al modelo tradicional, donde los profesores deben delegar parte del control de lo que sucede a los alumnos, que se vuelven responsables de su propio proceso de aprendizaje. El profesor deja de ser la fuente del conocimiento, para pasar a ser una guía hacia ese conocimiento, un facilitador del proceso, casi un espectador de lo que sucede en su curso. Lejos está esto de ser un rol secundario para los profesores, que sienten en la falta de control que no están cumpliendo con su tarea. De hecho, es un rol mucho más enriquecedor y motivante que el anterior, pero que necesita de competencias y actitudes diferenciales por parte de quienes estamos frente a esas personas, que al final del día, esperan aprender algo nuevo.

En este contexto, las Simulaciones de Negocios, permiten un proceso de construcción del conocimiento de manera conjunta, donde las emociones juegan un rol primario, generando un nivel de compromiso por parte de los alumnos como pocas otras herramientas pueden hacerlo. Está en nosotros saber usarlas.

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